Que mala onda se portó la Señora de Bush, cuando en una convivencia con los medios periodísticos, se fue de la lengua al contar ciertas intimidades del “presidente del país más poderoso del planeta”... já, já. Como si no supiéramos que todo el armado teatro fue para hacerse los graciositos y ganar simpatías (obviamente entre sus paisanos), aunque tal vez la Primera Dama se quedó corta en sus revelaciones.
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